jueves, 19 de agosto de 2010

EDAD MEDIA

La Edad Media, Medievo o Medioevo es el período histórico de la civilización occidental comprendido entre el siglo V y el XV. Su comienzo se sitúa convencionalmente en el año 476 con la caída del Imperio romano de Occidente y su fin en 1492 con el descubrimiento de América,[1] o en 1453 con la caída del Imperio bizantino, fecha que tiene la ventaja de coincidir con la invención de la imprenta (Biblia de Gutenberg) y con el fin de la Guerra de los Cien Años.




Actualmente los historiadores del periodo prefieren matizar esta ruptura entre Antigüedad y Edad Media de manera que entre los siglos III y VIII se suele hablar de Antigüedad Tardía, que habría sido una gran etapa de transición en todos los ámbitos: en lo económico, para la sustitución del modo de producción esclavista por el modo de producción feudal; en lo social, para la desaparición del concepto de ciudadanía romana y la definición de los estamentos medievales, en lo político para la descomposición de las estructuras centralizadas del Imperio romano que dio paso a una dispersión del poder; y en lo ideológico y cultural para la absorción y sustitución de la cultura clásica por las teocéntricas culturas cristiana o islámica (cada una en su espacio).
NATALIA RAMIRES http://mmmnatika.blogspot.com/
LUI CARDONA http;//luisafercardona.blogspot.com

ALEXA GARCIAhttp://mimundoalexa.blogspot.com/

VANESA CARDONAhttp://vane-k.blogspot.com/

jueves, 5 de agosto de 2010

las religiones

El cristianismo, de culto libre a religión de Estado. La vida conyugal era la más corriente, en los primeros siglos, entre los cristianos laicos o no. La virginidad se apreciaba mucho, no obstante, por constituir un sacrificio amoroso de la vida a Cristo. Ciertas vírgenes concertaban con los ascetas un casamiento espiritual que implicaba demasiada intimidad para que San Cipriano lo juzgara procedente. Estas vírgenes, o feninæ subintroductæ, solían llevar, con todo, una vida rigurosa y casta. Algunas viudas o vírgenes, de probadas virtudes, recibían cierta consagración y eran elevadas al orden diaconal. Las diaconisas catequizaban a las catecúmenas y auxiliaban a los sacerdotes y obispos en distintos servicios litúrgicos y sociales. En la época apostólica, únicamente al obispo se le exigía que se hubiera casado una sola vez. Estaba prohibido el matrimonio a quien se hubiera ordenado de diácono, pero si se había casado con anterioridad a su ordenación, podía seguir haciendo vida conyugal. Desde los primeros años del siglo IV se insistió ya en el celibato eclesiástico con carácter preceptivo. El concilio de Elvira ( Granada, año 309) prescribía a los clérigos casados la continencia. A lo largo del mismo siglo, sucesivos concilios insistieron en la continencia absoluta.